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Internacional

Desde su fundación, el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia y sus facciones bolcheviques y mencheviques -que aparecieron más tarde, habían sido miembros de la Internacional Socialista, también llamada la Segunda Internacional, una organización de partidos políticos socialdemócratas y laborales. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, los partidos socialistas de las naciones que participaban en el conflicto dejaron de lado su internacionalismo y apoyaron el esfuerzo bélico. Los disidentes, como el líder bolchevique Vladimir Lenin, condenaron la guerra. [Continúa en la parte inferior de la página]

El fracaso de la Segunda Internacional hizo posible que en 1919 los bolcheviques crearan la Tercera Internacional Comunista, llamada también Comintern, y que ésta atrajera las facciones más a la izquierda de los partidos socialistas de todo el mundo. Hasta 1921, la sección más subversiva del Comintern llamaba a transformar el caos provocado por la guerra en Europa en una revolución al estilo soviético. Esta organización cautivó a los pueblos sometidos por los imperios europeos y atrajo a líderes que llegarían al poder tras la Segunda Guerra Mundial, como Ho Chi Mihn, futuro líder de Vietnam del Norte. Defendiéndose desesperadamente durante la Guerra Civil Rusa, los bolcheviques esperaron con ansiedad la señal del estallido de una revolución en los países capitalistas, esperando que los nuevos estados amigo acudieran a su ayuda. Aunque la agitación social recorrió Europa Central, las radicales -y efímeras- repúblicas de Budapest, Múnich, y otras, pronto cayeron ante los gobiernos liberales y los paramilitares de derechas. Incluso en lugares tan lejanos como Estados Unidos, el miedo a los rojos reprimió enormemente el radicalismo creciente y la militancia sindical.

Durante los primeros años de la década de los años 20 del siglo XX, los bolcheviques siguieron dos tendencias en política exterior aparentemente contradictorias. La Unión Soviética tenía un organismo diplomático tradicional, el Comisariado del Pueblo de Asuntos Exteriores. Este Comisariado firmó el Tratado de Rapallo con Alemania, por el cual estas dos naciones se unían para desafiar el sistema internacional establecido por la Conferencia de Paz de París en 1919. Simultáneamente, el Comintern alentaba a los partidos leales, como el Partido Comunista de Alemania (KPD por sus siglas en alemán), a prepararse para una posible insurrección si la oportunidad surgía. De hecho, una serie de intentos -fallidos- tuvieron lugar. Mientras Iósif Stalin centralizaba el poder durante la mitad de la década de los años 20 bajo el eslogan “Socialismo en un Solo País”, el Comintern pasó de preparar una revolución mundial a defender la Unión Soviética. Esta política se topó con importantes dificultades. Las relaciones con Gran Bretaña habían ido mejorando gradualmente a partir del acuerdo comercial firmado en 1921 y el reconocimiento diplomático de 1924. En marzo de 1927, una redada del servicio de inteligencia británico en la Oficina Soviética de Comercio de Londres puso al descubierto una red de espionaje. El gobierno conservador de Gran Bretaña corto lazos con Moscú, desatando el temor de que una guerra entre estos dos países era inminente. En abril, la estrategia del Comintern de apoyar al partido nacionalista en la Guerra Civil China mientras animaba a los comunistas a colaborar con ellos se vino abajo. Un nuevo líder, en principio simpatizante comunista, el General Chiang Kaishek, purgó y ejecutó cientos de miles de comunistas, dejando la política del Comintern en ruinas.

Mientras la Gran Depresión se extendía por los países capitalistas, el Comintern ordenó a sus partidos afiliados en estas naciones desestimar a los fascistas en ascenso y concentrarse en su mayor enemigo, los socialistas, que luchaban también por el apoyo de la clase obrera. En Alemania, la división entre los partidos políticos de izquierda facilitó que Hitler se hiciera con el poder. No estando seguros si deberían, o no, desplegar sus fuerzas, los líderes del KPD fueron arrestados o tuvieron que exiliarse, y su partido, derrotado, fue abolido y disperso. Tambaleándose, el Comintern cambió su curso de acción y empezó a trabajar con socialistas y liberales formando coaliciones antifascistas conocidas como el Frente Popular. En 1936, la coalición del Frente Popular ganó las elecciones en la España republicana, lo que desencadenó la Guerra Civil. Mientras los gobiernos de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos decidieron no ayudar al gobierno republicano, Adolf Hitler y Benito Mussolini apoyaron el levantamiento militar del General Francisco Franco y sus tropas fascistas. Como respuesta, el Comintern reclutó voluntarios en todo el mundo para servir en las Brigadas Internacionales. Stalin envió tanques, aviones y oficiales, pero también envió agentes de policía secretos para asegurarse que se cumplieran sus exigencias políticas. Temeroso de alarmar a los gobiernos liberales occidentales con quien esperaba poder aliarse contra Alemania, Stalin ordenó a sus agentes perseguir, encarcelar, y ejecutar como traidores a los líderes de los grupos izquierdistas que no pertenecieran al Comintern.

En septiembre de 1938, los líderes británicos y franceses se reunieron con Hitler en Múnich para negociar la soberanía de Checoslovaquia. En respuesta, Stalin cambió su curso de acción y firmó el tratado de no agresión con Hitler en agosto de 1939. Debido a que la política del Comintern podía cambiar bruscamente conforme a las decisiones que Stalin pudiera tomar, esta organización fue perdiendo credibilidad y, es más, sus líderes en Moscú fueron víctimas del Gran Terror. Como deferencia a sus aliados de guerra, Stalin disolvió el Comintern en mayo de 1943.

La Unión Soviética alcanzó su mayor poder y prestigio durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Los sacrificios inmensos que el pueblo soviético tuvo que soportar durante la guerra atrajeron una gran compasión hacia el comunismo internacional. En Francia, Italia y otros países, los comunistas contribuyeron a la resistencia clandestina contra la ocupación nazi. Tras la guerra, los partidos comunistas se beneficiaron del reconocimiento ganado a pulso -incrementado por la propaganda- consiguiendo éxitos electorales. El punto álgido del apoyo que estos partidos recibieron tuvo lugar entre 1945 y 1946, y mientras los partidos comunistas de Italia o Francia continuaron teniendo un papel importante en la escena política de la postguerra, se vieron obligados a demonstrar una firme lealtad a la línea política de Moscú. Debido a esto, se vieron afectados negativamente por las revelaciones del jefe del estado soviético Nikita Khrushchev sobre el culto a Stalin y sus crímenes políticos, y por las invasiones de Hungría en 1956 y de Checoslovaquia en 1968, todo lo cual mancilló la legitimidad de la Unión Soviética. En otros países, los partidos comunistas fracasaron en su intento de reunificarse tras la guerra debido a la represión del estado: el temor a los rojos en los Estados Unidos persiguió a sus miembros, tanto los que habían estado afiliados en el pasado como en el presente, mientras que el partido comunista de Alemania Occidental fue prohibido en 1956, y continuó proscrito durante más de una década. En medio de los movimientos de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética atrajo el interés de líderes en naciones emergentes en Asia, África y Latinoamérica, muchos de los cuales recordaban la posición anticolonial del Comintern. La Unión Soviética cortejó a líderes como Fidel Castro, con la esperanza de forjar una alianza política y militar. En esos años, sin embargo, la Unión Soviética compitió con la China comunista para ser la principal influencia en los sectores de izquierda de estas regiones, muestra de la relación cada vez más tensa entre estas dos naciones, la cual terminó por romperse definitivamente tras 1960.

Lecturas recomendadas y referencias

Jeremy Agnew and Kevin McDermott, The Comintern: A History of International Communism from Lenin to Stalin (Palgrave, 1996).

Brigitte Studer, The Transnational World of the Cominternians  (Springer, 2015).

Seventeen Moments in Soviet History, "International," http://soviethistory.msu.edu/theme/international/.