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Educacion y Cultura

Durante la guerra civil de 1919, el gobierno de Rusia, dominado por los bolcheviques, tuvo que hacer frente a grandes problemas: depresión económica, colapso de la agricultura, abandono de las ciudades, enemigos en todos los frentes y una fuerza militar en declive. Aun en medio del caos, los bolcheviques prestaron una gran atención a la educación de las masas. El Consejo de Comisarios del Pueblo emitió un decreto el 29 de enero de 1919 “Sobre la erradicación del analfabetismo en la población.” La campaña que siguió proyectaba una serie de programas de educación primaria y de lectura para adultos tal y como estaban definidos en el acrónimo Likbez (Likvidatsiia bezgrammotnosti), cuyo significado es “Erradicación del Analfabetismo”. [Continúa en la parte inferior de la página]

Tradicionalmente, el número de niños que iba a la escuela en las áreas rurales se multiplicó por cuatro en los treinta años posteriores a 1885. Las escuelas parroquiales facilitaron el acceso a leer libros, cosa que también facilitó el ejército a los hombres en él alistados tras una serie de reformas militares que tuvieron lugar en la década de los años 70 del siglo XIX. La clase obrera de las ciudades, donde los hombres eran la gran mayoría, solía ser más instruida, tal y como muestra una encuesta de 1918 en la que un 64 por ciento de las personas que participaron en ella sabían leer y escribir. Sin embargo, la naturaleza patriarcal de la sociedad aseguraba, casi con toda probabilidad, que el índice de alfabetización de los hombres era el doble que el de las mujeres en la época previa a la década de los años 20 del siglo XX. Aunque las tasas de alfabetización se incrementaron rápidamente con anterioridad a 1917, el nivel general de alfabetización en la Rusia soviética continuaba siendo bajo, lo que hizo Likbez necesario.

El liderazgo soviético bajo Vladimir Lenin consideró Likbez una herramienta para “dar a toda la población… la oportunidad de participar de manera consciente en la vida política del país,” una forma de luchar contra las mentiras y las habladurías. Para otros, Likbez era una manera de estimular la modernización y la cultura de masas. El decreto de 1919 abrió miles de centros de alfabetización donde la enseñanza tenía lugar en ruso, o en la lengua nativa de los ciudadanos que no hablaban ruso. Este decreto hizo responsable de la campaña a Narkompros, el Comisariado del Pueblo para la Educación.

A partir de 1920, Narkompros realizó una campaña a través de su “Comisión Extraordinaria para Likbez,” haciendo uso del nombre de la policía política, “la Comisión Extraordinaria para Combatir la Contrarrevolución y el Sabotaje.” Por un lado, a finales de 1920 la comisión de Narkompros estaba a cargo de más de 12.000 centros educativos donde asistían más de 287.000 personas. Los sindicatos y otras organizaciones también se unieron a esta campaña. Los métodos para medir la eficacia cambiaron con el tiempo, pero una mejora general de la tasa de alfabetización era notable. En un principio, se consideraban alfabetizados a los ciudadanos que sabían el alfabeto y podían leer su nombre. Bajo la campaña de Likbez, un individuo era considerado “semi-alfabetizado” después de recibir de seis a ocho horas semanales de enseñanza durante tres meses, y dicha persona sería considerada plenamente alfabetizada si continuaba su educación durante otros seis u ocho meses más. Para 1926, se tenía como objetivo que los soldados del Ejército Rojo considerados alfabetizados fuesen capaces de leer documentos impresos.

En 1923, Narkompos había desarrollado un programa por el cual se buscaba
que los todos los miembros de los sindicatos supieran leer y escribir antes del 1º de Mayo de 1925, a la vez que la Comisión Extraordinaria duplicaba sus esfuerzos, siendo su objetivo lograr una alfabetización total de la población antes del décimo aniversario de la Revolución de Octubre. En las áreas rurales, las salas de lectura estaban llenas de carteles, panfletos y libros designados específicamente para fomentar tanto la alfabetización como el aprendizaje de los conocimientos básicos de la ideología soviética. Aun así, con frecuencia Likbez tuvo que sufrir la falta del apoyo del estado y de los líderes regionales del partido, la escasez de educadores, y un presupuesto insignificante -su cuota dentro del presupuesto de Narkompros se fue reduciendo con el paso del tiempo-, por lo que se puede decir que, hacia la mitad de la década de los años 20, el éxito alcanzado por este programa era muy modesto. La hambruna que golpeó la región del Volga entre 1921 y 1922 perjudicó inmensamente este programa e hizo que los centros de alfabetización, las asociaciones de trabajadores, las escuelas y otros centros educativos cerraran sus puertas.

Las campañas de Likbez perdieron fuerza después de que la Comisión Extraordinaria y los sindicatos no lograran el objetivo que habían establecido para Octubre de 1927. En su lugar, recursos y medios se dirigieron hacia los planes para el desarrollo de la educación técnica y la educación superior, los cuales formaban parte de los esfuerzos dirigidos hacia la industrialización y colectivización del primer Plan Quinquenal de Stalin (1928-32). A pesar de los problemas de presupuesto y de los objetivos no alcanzados, las campañas de Narkompros sí que dieron fruto. Las estadísticas hacen ver un logro significativo: para 1926, la alfabetización de la población era superior al 50 por ciento y en la mayoría de las categorías había incrementado un 10 por ciento con respecto a los niveles anteriores a 1917, aunque la brecha de género seguía siendo importante. Según el censo de 1939, casi el 90 por ciento de la población en edad escolar y hasta los 49 años sabía leer y escribir, y la brecha de género, aunque aún presente, se había reducido significativamente.

Lecturas recomendadas y referencias

Charles E. Clark, “Literacy And Labour: The Russian Literacy Campaign within the Trade Unions, 1923-27,” Europe-Asia Studies 47, no. 8 (1995), 1327–41, https://doi.org/10.1080/09668139508412323.

Charles E. Clark, Uprooting Otherness: The Literacy Campaign in NEP–Era Russia (Selinsgrove, Pa.: Susquehanna University Press, 2000).

Ben Eklof, Russian Peasant Schools: Officialdom, Village Culture, and Popular Pedagogy, 1861–1914 (Berkeley: University of California Press, 1986).

Lenore Grenoble, Language Policy in the Soviet Union (Boston: Kluwer Academic Publishers, 2003).

Peter Kenez, The Birth of the Propaganda State: Soviet Methods of Mass Mobilization, 1917-1929 (Cambridge, UK: Cambridge University Press, 1985)..